Tamarindo enfrenta dificultades en el suministro de agua potable
Por Wilberth Quesada
Una bomba de tiempo. Estas palabras son las que mejor describen la situación que atraviesa Tamarindo, Santa Cruz y toda la provincia de Guanacaste con respecto a las posibilidades de suplir las necesidades de agua potable de su población.
Los proyectos a los que se apostaba para cumplir con ese objetivo están rezagados y sobre ellos caen grandes incertidumbres. Eso no solo significa que los planes habitacionales, comerciales y hoteleros deberán seguir esperando por obtener una carta de disponibilidad, sino que la situación de los acuíferos que alimentan los sistemas es cada vez más incierta.
Los encargados de las Asociaciones Administradoras de los Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Comunales (Asadas) señalan a las autoridades nacionales, en particular, al Gobierno, al Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), y a la Dirección de Aguas del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), de incumplir acuerdos, favorecer a grupos empresariales específicos e irrespetar la capacidad de los acuíferos.
Recapitulemos para entender cómo se ha llegado hasta el actual escenario.
La primer gran apuesta es el Acueducto Costero de Santa Cruz, cuyas obras, en su primera etapa, fueron inauguradas durante la Administración Alvarado Quesada, en julio de 2019. El estado crítico de estrés hídrico que tenía la zona costera dio pie en 2014 al proceso de construcción dicha obra.
La infraestructura aprovecha el acuífero Nimboyores a través de 38 kilómetros de tubería y cuatro tanques de almacenamiento, los cuales proveen una capacidad de almacenamiento total de 5.800 metros cúbicos, ampliables a 7.800 en el futuro.
En la primera fase, se aprovecharían 60 litros por segundo (l/s) de agua, mientras una segunda permitirá alcanzar los 172 l/s gracias a nuevos pozos. El proyecto se interconecta con los sistemas de acueductos comunales.
Esto permitiría recompensar el caudal perdido en los acuíferos de la costa por efecto de la salinización, a la vez, aumentar la seguridad del acceso al agua potable de las comunidades frente a las sequías.
La nueva infraestructura tendría un impacto directo en la calidad de vida de unos 36 mil habitantes de este territorio rural, gracias a una inversión de ₡8.000 millones provenientes de fondos propios del AyA, y el aporte de cerca de ₡1.200 millones de la empresa Reserva Conchal S.A, sin condición alguna. El proyecto costero, cuya obra se completó en solo cinco años, contó con amplia participación comunal y el involucramiento de 12 Asadas del cantón. Este, hacia su final, gracias al aumento del caudal, beneficiaría a 50.000 personas de manera directa y 25.000 más indirectamente, por los próximos 20 años. Sobre la zona, desde octubre de 2018, hay decretada una veda a todos los entes operadores autorizados, incluido el AYA, que les autoriza únicamente otorgar cartas de disponibilidad para viviendas unifamiliares y por crecimiento vegetativo; conforme los operadores lleguen al límite de su caudal asignado, se les notifica la No Factibilidad Técnica, en la que se le “recomienda” no otorgar más cartas de disponibilidad de agua. La mayoría de los operadores ya están en esa condición. La segunda gran apuesta es por la mega obra conocida como Paacume (Proyecto de Abastecimiento de Agua para la Cuenca Media del Río Tempisque y Comunidades Costeras), renombrado por el Gobierno de Cháves Robles, como “Agua para la Bajura”. Paacume tiene como objetivo utilizar las aguas del embalse Arenal y crear un embalse de 850 hectáreas, para lo que requeriría inundar 113 hectáreas de la Reserva Lomas de Barbudal y construir una represa de 600 metros de longitud. Además, considera la construcción del embalse Río Piedras, una nueva obra en el canal oeste del Distrito de Riego Arenal Tempisque. El agua tendría cuatro usos: riego agropecuario, riego en zonas turísticas, generación hidroeléctrica y agua para consumo humano.
Esta mega obra incluye a los cantones de Nicoya, Santa Cruz, Bagaces, Liberia y Carrillo. Empero, el proyecto Paacume está visiblemente retrasado luego de que el Presidente Rodrigo Cháves lo rechazara “porque era únicamente para llevarle agua a un puñado de finqueros en la margen izquierda del río Tempisque”.Acueducto costero a medias
Los 40 l/s que supliría el Acueducto Costero a los sistemas comunales en su primera etapa, se distribuirían, según su déficit de caudal, entre nueve Asadas, pero su funcionamiento ha sido totalmente irregular e incluso algunas no lo reciben y otras reciben menos y, usualmente, no de manera continua. Así lo confirmaron a Tamarindo News, Lourdes Valverde, Leonel Duartes, Miguel Obando y Marianela Pastor, presidentes de las Asadas Surfside, Potrero, Huacas y Playa Grande, respectivamente.
Valverde calificó el suministro de agua del acueducto costero como irregular y deficiente. “Cuando hay faltantes de agua en Flamingo y Tamarindo, abastecidos por AYA, es inevitable el cierre de válvulas a las Asadas para suplir ese faltante”, apuntó la presidenta de la Asada Surfside.
Por su parte, Duartes de la Asada Potrero, apuntó que el AyA tiene en abandono el acueducto costero y calificó de pésima la administración que ejecuta. “En semana santa no tuvimos agua del acueducto costero, en otro momento duramos dos meses y medio sin recibir agua de ese acueducto”.
AyA acepta que, en algunos sectores, principalmente, los más altos, se perciben faltantes de agua en los picos de mayor consumo, durante la época seca.
Las quejas de los administradores de las Asadas no se quedan en el incumplimiento con la cantidad, calidad y continuidad del agua y van más allá. Según Valverde, criterio que respaldan otros presidentes de Asadas, los faltantes de agua son producidos porque el AyA, como operador, nunca se ha ajustado a la veda.
Los presidentes de los acueductos comunales no dudan en señalar que en la actualidad existen tres realidades diferentes del agua en la zona. Una, la de las Asadas, que tienen vigente la veda del 2018 y en su mayoría están con No Factibilidad Técnica; dos, la del AyA, que no atiende la veda y continúa otorgando disponibilidades comerciales y multifamiliares, y, finalmente, los autoabastecimientos y pozos que debe registrar la Dirección de Aguas y que a pesar de la veda, continúan creciendo en la construcción de casas de lujo.
“La Dirección de Aguas no ejerce ningún control, nos dijeron en una reunión que no tienen ni tiempo ni persal para hacerlo”, detalló Marianela Pastor.
Los presidentes de las Asadas también apuntan a los pozos artesanales e ilegales que funcionan sin que la Dirección de Aguas ejerza control alguno.
Valverde y Pastor cuestionaron, ante la imposibilidad de las Asadas de dar cartas de disponibilidad, la Dirección de Aguas recomiende a los interesados en construir, soliciten la inscripción de pozos artesanales.
Por su parte, Pastor afirmó que a través de la Comisión para el manejo integrado del Acuífero Nimboyores y Acuíferos Costeros de Santa Cruz de Guanacaste (Conimboco), se trabajó en una lista de pozos ilegales a clausurar por el impacto que causan en los acuíferos. “La Dirección de Aguas se encargaría de hacer las visitas y dar la orden de sellado, sin embargo, como la actual Ley de Aguas no contempla el procedimiento para la clausura de los pozos, ni sanciones por la perforación de estos pozos, no se ha podido hacer nada”, refirió Pastor.
Como corolario, existen Asadas que tienen pozos al margen de la Ley, los que utilizan para cubrir los faltantes de caudal o en algunos casos para sustituir pozos que ya están llegando al límite de su vida útil.
Tamarindo News consultó sobre estos cuestionamientos al MINAE, pero al cierre de edición no obtuvo respuesta.
Los acueductos comunales también se quejan de la escaza información que fluye de las autoridades. De hecho, afirman desconocer el estado de situación actual de la segunda etapa del proyecto del acueducto costero.
Esta etapa entraría en funcionamiento en el 2025 y la tercera y última en el 2030, pero se han presentado atrasos en la búsqueda de terrenos para los campos de pozos faltantes, y los procesos de expropiación han sido lentos.
“Desde diciembre de 2020, ha sido muy difícil para las Asadas tener información con respecto al Acueducto, hay temas técnicos, legales y tarifarios que están en el aire; el desconocimiento de estos nos causa incertidumbre y malestar”, sentenció Valverde.
Obando de Huacas dijo en la segunda fase se reasignarían los caudales para las Asadas, con el análisis previo del crecimiento de cada una de ellas, pero -asegura- no saben nada.
A través de su Oficina de Prensa, el AyA confirmó que la II etapa del proyecto pretende concretar finalmente el uso del caudal asignado del Acuífero Nimboyores.
“La Etapa II del proyecto tiene como objetivo mejorar las condiciones de cantidad, calidad y continuidad del servicio de agua potable mediante la incorporación de nuevas fuentes de abastecimiento (pozos) que permitan completar el caudal planificado del proyecto (172 l/s), beneficiando a los distritos de Tempate, Tamarindo, Cabo Velas”, detalló la institución.
Según AyA, los componentes de esta segunda etapa se encuentran divididos con el objetivo de aumentar paulatinamente el recurso hídrico para el acueducto, conforme se va obteniendo la viabilidad técnica y legal para el aprovechamiento de nuevos pozos.
El proyecto consta de cuatro componentes relacionados con los pozos (Lorena 1, 2 y 3, y “Nuevas Fuentes”), más cuatro componentes afines con el equipamiento de dichos pozos. De siete pozos se extraerían 135 l/s, en tanto, de un pozo adicional en Lorena 3 y otros no definidos deberían agregar los restantes 37 l/s para completar la promesa de los 172 l/s.
Dentro de los avances de la segunda etapa, destacan la totalidad de los estudios básicos para el campo de pozos Lorena 1, que considera topografía del sitio de obras, estudios geotécnicos, pruebas de bombeo y resultados de pruebas de calidad, así como lo correspondiente a terrenos, permisos y diseños.
Con respecto a Lorena 2, de los estudios básicos, falta por obtener la actualización de pruebas de calidad, elaboración del plano catastrado, así como la obtención del visado municipal y de alineamiento fluvial. Si bien para ese campo ya obtuvo la certificación de calle pública para el ingreso al campo de pozos, aún no tiene el certificado de uso de suelo, ni se ha inscrito la concepción de las fuentes, ni los permisos para corta de árboles, entre otros.
En el caso de Lorena 3, AyA confirma que en un escenario realista la perforación del pozo se realizará hasta el verano de 2024, ya que las condiciones climáticas esperadas durante el segundo semestre de 2023 no permitirán el ingreso de la maquinaria. De Lorena 4, solo se ha obtenido el permiso de ingreso para perforar el pozo, falta la certificación de la calle pública para el ingreso a los pozos y el permiso de ingreso por parte de los propietarios y propiedades aledañas para la realización de los estudios básicos, entre otros.
En resumen, si bien hay avances, la lista de pendientes es larga y pesada, lo que hace presumir que disponer de agua adicional para los habitantes de Tamarindo y Santa Cruz, no pinta en un horizonte cercano.