Entrevista a la fundadora de la institución, Laetitia Deweer
“Cepia es como una red social que conecta a las personas”
La actual directora de Desarrollo y Estrategia asegura que la asociación, que este mes cumplió 18 años, es “un lugar de oportunidades” para la gente de escasos recursos. Dice que le gustaría expandirse si tuviera fondos y que la enorgullece el programa de empoderamiento de niñas.
Por Sebastian Muzi
Su nombre es Laetitia Deweer, aunque ella prefiere que la llamen por su nombre en español, Leticia. Nació en Bélgica en 1979 y como estudiante universitaria participó en proyectos sociales en Guatemala y México. A los 23 años se mudó a Costa Rica, donde trabajó en un negocio familiar en la costa del Pacífico durante un año, luego del cual comenzó a involucrarse profundamente como voluntaria en el PANI (agencia gubernamental de protección infantil). Años más tarde, con la misma convicción de ayuda al prójimo, decidió fundar Cepia en 2005 junto con su amiga de toda la vida: Lotje De Ridder.
En una entrevista con The Tamarindo News, Deweer explicó cómo funciona la organización con sede en Huacas que promociona la cultura, las oportunidades educativas, laborales y psicosociales en niños, adolescentes y adultos, una tarea que -según define- le compete a todos, no sólo al Estado.
-¿Qué significa Cepia para usted como fundadora?
-Es un lugar seguro para niños, niñas y adultos, sobre todo para aquellas personas que están en condición de vulnerabilidad. Allí pueden ser escuchados, encontrar una familia y una red de apoyo, puede expresarse, recibir acompañamiento, participar en la comunidad, y sentirse seguro física y psicológicamente. Para mí es un lugar de oportunidades, tanto educativas y culturales como laborales para los adultos. Ofrecemos esperanzas a las personas que no tan tenido las mismas oportunidades que nosotros. Esa es la palabra clave. Cepia también es un lugar que recibe a migrantes, madres solteras y víctimas de violencia. En definitiva, es como una red social que conecta a las personas, porque creemos que la mejor forma de prevenir el aislamiento y la exclusión social es participar y hacer voluntariado.
-Cuando llegó de Bélgica, ¿se imaginó estar viviendo tanto tiempo en Costa Rica y liderando una ONG?
-Ya desde adolescente tenía muy claro que quería crear una organización. Empecé haciendo un voluntariado en Guatemala con 17 años. Después me fui a México a hacer otras prácticas, pero al principio pensé que crearía una ONG en Nicaragua porque me enamoré de ese país. Mis papás vivían aquí y yo los visitaba siempre, al menos dos veces al año, pero luego me volvía a Nicaragua. Cuando llegué a Costa Rica también tenía que salir cada tres meses. Me enamoré de Nicaragua porque la necesidad ahí era enorme (y todavía lo es), pero se me abrieron muchas puertas en Costa Rica y después de venir a vivir un año con mi familia, decidí quedarme acá. A través del voluntariado del PANI de Santa Cruz, donde están los niños abandonados o en situaciones de violencia, y ahí fue donde la idea de Cepia creció en mi cabeza.
-¿De qué programa se siente más orgullosa?
-Creo que hay varios pero especialmente el club de niñas que nació en 2015, que es un programa de empoderamiento para niñas de 8 a 13 años, donde han llegado a estar 300 niñas por año. He visto con mis propios ojos el impacto en ellas. También siento orgullo por el proyecto de psicología y salud holística, ya que se ha hecho un trabajo maravilloso. Yo superviso ese programa y en el informe trimestral con el testimonio de la gente, la comunidad me cuenta cómo le fue en psicología y el 99% de las veces es pura gratitud. Hay mucha transformación. Incluso hubo muchas personas de psicología que donaron su tiempo como voluntarios porque querían devolverle algo a Cepia. Tenemos muchos adolescentes que cuando llegan a la etapa de adultos vuelven para ayudar y eso es muy lindo.
-¿Reciben ayuda del Estado?
-No estoy muy de acuerdo con la idea de que el Estado tenga que hacer todo. A nosotros como comunidad también nos corresponde hacer cosas, igual que a la empresa privada. El bienestar está en la intersección entre el gobierno, empresa y comunidad. Obviamente que la educación pública es del gobierno, eso no cabe duda, pero cuando se trabaja juntos es cuando se obtienen los mejores resultados.
-Hoy Cepia está sólo en Guanacaste. ¿Tienen pensado expandirse a otras provincias?
-Nosotros estamos únicamente en el cantón de Santa Cruz, pero continuamente la gente nos invita a que abramos sedes en Playas del Coco, en Nosara y otras comunidades. Yo con mucho gusto lo haría pero hasta ahora no ha llegado un donante que ponga sobre la mesa un millón de dólares. A través de los años nos expandimos a más pueblos pero todavía estamos en el cantón. Empezamos con 11 comunidades y ahora estamos en 27. Para nosotros ha sido una gran expansión. Si bien ahora no estamos buscando expandirnos porque necesitaríamos un coordinador que busque esos fondos concursables, las Naciones Unidas o el BID no se los entregan a ONG’s que están en 27 comunidades, sino en una provincia entera.
–Mencionó a las Naciones Unidas y justamente el organismo internacional ha apoyado uno de sus programas
-En realidad más que apoyo fue un reconocimiento. El programa ‘Yo soy la Respuesta’ recibió un reconocimiento importante de cara a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero no recibimos apoyo (NdR: financiero).
-‘Yo soy la Respuesta’ se enfoca en enseñarles yoga y meditación a los niños. ¿Cómo toman ellos estos aprendizajes?
-Nosotros no utilizamos las palabras yoga o meditación. Con ciertos públicos sí, pero es un programa que promueve la vida saludable. Hay sesiones sobre salud, ejercicios, vida sostenible (que es sobre medio ambiente), y ahí enseñamos la importancia de reciclar, de no tirar basura, de sembrar, etcétera. El tercer módulo es vida consciente, que son los ejercicios de meditación, pero nosotros lo llamamos así porque son ejercicios de plena consciencia, o mindfulness en inglés. Con los niños son ejercicios muy sencillos: por ejemplo les pedimos cerrar los ojos y escuchar el sonido de una campanita; también que estén conscientes del entorno, o sea que todo esté en orden, porque si tienen orden en sus cosas también tendrán orden en sus cabezas.
-¿Y eso se traslada a los padres?
-Creo que no, pero debe haber niños que les dicen a sus padres lo que aprenden en la escuela. Por ejemplo: “mamá, no quemes la basura porque yo aprendí que eso no se puede”, o puede ocurrir que algún niño después de 9 meses de programa, si tiene alguna situación estresante use las técnicas de respiración o meditación. Puede ser que los papás lo noten, porque generalmente los niños y los adolescentes son nuestros maestros.
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Gran persona Leti, muchisimos años al frente de este proyecto encantador y superador, gracias en nombre de todoa