A pesar de que el 99% de los nacimientos se produce en clínicas y hospitales, cada vez toma más fuerza la práctica de parir en el hogar, tanto por el deseo materno como por la violencia obstétrica.
POR SEBASTIAN MUZI
El 28 de octubre de 2021 la Asamblea Legislativa de Costa Rica aprobó la Ley de Parto Respetado, como se le llamó socialmente, una iniciativa por los derechos de las mujeres en la atención calificada y respetuosa durante su proceso de gestación y nacimiento.
La ley busca proteger y garantizar el derecho humano de las mujeres y de quienes integran las familias gestantes, para lograr un embarazo, parto, posparto y puerperio con atención calificada y de gestión humanizada, “asegurando el ejercicio de estos derechos, así como los derechos de las personas recién nacidas; con el propósito de contribuir a la disminución de la morbimortalidad materna y neonatal”, sostiene el texto.
A pesar de que el 99% de los partos se realiza en los hospitales públicos o clínicas privadas, esta iniciativa trajo algún alivio para aquellas madres que no desean dar a luz en esas instituciones. Por el contrario, buscan traer al mundo a sus hijos de la misma manera como se hizo a lo largo de miles de años de historia: en el hogar.
Elegir dónde parir y con quién hacerlo son dos puntos centrales que considera toda madre a la hora de dar a luz, ya que el entorno ayuda en el proceso de gestación y nacimiento. Incluso esta forma natural ha sido practicada por las embarazadas a lo largo de toda la historia humana, lo que produce no sólo un choque de intereses sino semántico.
Según las estadísticas de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y del INEC, el 58% de las mujeres sufre violencia obstétrica, un dato no menor a la hora de tener en cuenta las razones para parir en casa, donde las embarazadas son ayudadas tanto por sus esposos y/o acompañantes como por las llamadas doulas, parteras o médicas pro parto humanizado.
“Hay una corriente de personas que quieren el respeto a su intimidad, que no se le hagan intervenciones innecesarias sin explicaciones, y ciertos cuestionamientos hacia lo convencional. Lo que tenemos que hacer es tener nuestro sentido común. Si vive cerca de un hospital y hay Plan B no hay ningún problema. Las emergencias de vida o muerte son infrecuentes”, puntualiza el ginecólogo y obstetra Adam Paer, del Hospital CIMA.
Los costos entre ambas opciones son dispares: mientras que un parto en casa puede acarrear un gasto de 3.000 a 4.000 dólares, hacerlo en hospitales y clínicas llega hasta 6.000 si es por cesárea, aunque las personas que se atienden en el sistema público por la CCSS están exentas de este pago.
Los partos en casa cada vez van en mayor demanda. Según datos del INEC, en el 2021 hubo 418 bebés nacidos en casa. Y más del 50% de estos partos fueron de madres extranjeras provenientes de países desarrollados. Incluso, muchos de los casos exitosos de parto fuera del hospital ni siquiera son planeados, son espontáneos.
Para aclarar estas dudas, dialogamos con la médica pro parto humanizado Carolina Castillo y la doula y fisioterapeuta Zarelly Luna, quienes aseguran que esta cuestión no se explica sólo por el costo de parir en una clínica u hospital privado sino además con poder soltar el miedo a las creencias y a las limitaciones de las embarazadas.
Para Castillo, Costa Rica copió el modelo estadounidense donde el sistema prioriza el control de la salud para disminuir la tasa de mortalidad materno infantil. “Sin embargo, no se ha probado científicamente en ningún país que las mujeres saludables o sus bebés se hayan beneficiado de un parto hospitalizado, inclusive todo apunta a lo contrario”, sostiene.
“En vías a la industrialización la salud de la población cambió y es por eso que los partos ahora son más complejos que antes, por lo que se justifica la hospitalización del parto en situaciones de riesgo, que en Costa Rica sigue siendo menos del 50 por ciento”, agrega Castillo.
Por otra parte, la médica hace una analogía con el sistema de seguridad social del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) donde “se ve claramente el ejemplo de cómo las parteras que son trabajadoras de salud primaria son claves en la disminución de la mortalidad materno infantil, sin requerir hospitalización en mujeres sanas y sin factores de riesgo para un parto exitoso”.
Eso se explica gracias a los intensos programas británicos de clases prenatales grupales que involucran panfletos informativos y charlas en nutrición y estilo de vida saludable. En cambio, tanto en Estados Unidos como en Costa Rica “el sistema falló y se invierte poco en la preparación y salud prenatal de la mujer para un parto saludable, se dirige más hacia medicalizar y tratar. Por dicha estas cosas están cambiando”, asegura la especialista.
CONTROVERSIA
Si bien el Ministerio de Salud de Costa Rica afirma que el parto en casa “es una actividad privada”, no lo avala oficialmente y su práctica no está regulada a pesar de sí estarlo en la mayoría de países de Europa. Sobre todo, porque ponen el foco en el registro del bebé, ya que en un parto en casa los padres están obligados a registrar a la criatura en el término de un mes para poder ser atendida luego por los servicios sociales. Pese a ello, en el último tiempo crecieron también los registradores de nacimientos en los hogares.
Tanto el Colegio de Médicos como el de Enfermeras se pronunciaron una única vez en contra del parto en casa tras un evento inusual de un practicante no capacitado.
Por otra parte, los colegiados aseguran que el país no tiene el desarrollo ni la estructura vial para trasladar a una madre con la rapidez que se requiere cuando hay una emergencia obstétrica, una situación que en Guanacaste es central por las grandes distancias entre pueblos y centros de salud. La provincia tiene sólo dos hospitales: el de Liberia y el de Nicoya.
“En la mayoría de los casos, los partos en casa salen bien ya que las candidatas son saludables y de bajo riesgo, pero si hay alguna complicación ya tomamos las prevenciones durante la gestación y se comienza a evaluar si se necesita un Plan B en conjunto con un obstetra de la zona”, afirma Castillo, quien agrega que en los hospitales es “cada vez es mayor” la costumbre innecesaria de aplicar oxitocina artificial a las mujeres sin su consentimiento para acelerar su labor, llevando a muchos partos sanos a convertirse en partos de riesgo.
Ante la consulta de este diario, la médica sí recomienda atenderse directamente en el hospital en los casos de partos múltiples donde implica mellizos o trillizos, ya que “es mucho más riesgoso porque van a nacer en diferentes tiempos, entonces se necesita más personal y equipo en caso de una emergencia”.
DOULAS
Según la American Pregnancy Association, las doulas pueden ayudar a disminuir las tasas de cesárea en un 50% y la duración del parto en un 25%, además de apoyar a la madre para minimizar el estrés de la situación.
Para Zarelly, las doulas “son las guardianas de la oxitocina”, ya que buscan estar en la vigilia y en la defensa de la mujer en su periodo de gestación. “En el parto no sólo nace el bebé sino también otra mujer, ya que justo en este momento entra en un periodo de cambios hormonales muy importantes. Hay un duelo donde ellas se despiden del proceso de gestación y ahí es donde las doulas acompañamos”, agrega Zarelly.
Si bien las doulas son esenciales durante todo el proceso, hay momentos en donde los padres y/o acompañantes también participan y deben cumplir el rol que estas no pueden suplir: el de estar con la mujer embarazada cuando desea contacto y apoyo.
“En el parto en casa se hace una invitación a ser parte activa del acompañamiento que hace la doula con la mujer. Y esta invitación es tanto para la pareja o acompañante”, explica Zarelly. Si hay una figura paterna se la invita a sostener, a respirar, a estar con ella, a suplir las necesidades de contacto y apoyo deseadas por la embarazada. “Lo que más se necesita en el parto es alguien que tenga confianza para poder guiar a la mujer”, agrega.
EXPERIENCIAS
Para Andrea del Mar, madre y fotógrafa profesional de partos en casa, es muy diferente parir en casa y hacerlo en el hospital, ya que en este el que tiene el mando es el doctor, y en el hogar es la mamá con su propio ritmo. “Para mí fue muy importante poder escuchar mi cuerpo. Es un ambiente más cómodo, como estar en un nido. Y además podés elegir al equipo que te acompañe”, sostiene.
“Otra cosa que me parecía importante es dejar la placenta conectada al bebé durante un tiempo más largo. Desecharla me parecía algo drástico para un órgano que se creó durante 9 meses con el fin de alimentar al bebé”, agrega.
Chelsea Cárdenas describe los primeros meses de su embarazo como “citas nerviosas con el médico e historias de horror sobre el parto, todo mientras estaba abrumada por la idea de ser madre.” Cárdenas destaca el trabajo de las doulas: “no sólo nos ayudaron a mí y a mi esposo a comprender todo lo que estaba sucediendo antes y después del parto, sino que también nos presentaron las diferentes opciones y filosofías de parto y nos dieron el poder para tomar las mejores decisiones”.
Home birth, a harmonious way of giving birth
Despite the fact that 99% of births take place in clinics and hospitals, the practice of giving birth at home is gaining momentum, both because of maternal desire and because of obstetric violence.
BY SEBASTIAN MUZI
On 28 October 2021, the Costa Rican Legislative Assembly approved the Law on Respectful Childbirth, as it was socially called, an initiative for women’s rights to skilled and respectful care during their gestation and birth process.
The law seeks to protect and guarantee the human right of women and those who make up pregnant families to achieve a pregnancy, birth, postpartum and puerperium with qualified care and humanized management, “ensuring the exercise of these rights, as well as the rights of newborns; with the aim of contributing to the reduction of maternal and neonatal morbidity and mortality,” the text states.
Despite the fact that 99% of births take place in public hospitals or private clinics, this initiative brought some relief to those mothers who do not wish to give birth in these institutions. Instead, they seek to bring their children into the world in the same way as has been done throughout thousands of years of history: at home.
HOUSE VS. HOSPITAL
Choosing where to give birth and with whom to give birth are two central points that every mother considers when giving birth, as the environment helps in the process of gestation and birth. Even this natural way has been practiced by pregnant women throughout human history, which produces not only a clash of interests but also a clash of semantics.
According to statistics from the Costa Rican Social Security Fund (CCSS) and INEC, 58% of women suffer obstetric violence, a fact that is no less important when considering the reasons for giving birth at home, where pregnant women are helped by their husbands and/or companions as well as by doulas, midwives or humanized childbirth doctors.
“There is a current of people who want respect for their privacy, no unnecessary interventions without explanation, and some questioning of the conventional. What we have to do is have our common sense. If you live near a hospital and there is Plan B there is no problem. Life-threatening emergencies are rare,” says obstetrician and gynecologist Adam Paer of CIMA Hospital.
The costs between the two options are disparate: while a home birth can cost between 3,000 and 4,000 dollars, a birth in a hospital or clinic can cost up to 6,000 dollars if it is by caesarean section, although those who receive care in the public system through the CCSS are exempt from this payment.
Home births are increasingly in demand. According to INEC data, in 2021 there were 418 babies born at home. And more than 50% of these births were to foreign mothers from developed countries. In fact, many of the successful cases of out-of-hospital births are not even planned, they are spontaneous.
To clarify these doubts, we spoke with pro-humanized birth doctor Carolina Castillo and doula and physiotherapist Zarelly Luna, who say that this issue is not only explained by the cost of giving birth in a clinic or private hospital, but also by being able to let go of the fear of the beliefs and limitations of pregnant women.
For Castillo, Costa Rica copied the US model, where the system prioritizes health control to reduce the maternal and infant mortality rate. “However, it has not been scientifically proven in any country that healthy women or their babies have benefited from hospitalized childbirth, and everything points to the contrary,” he says.
“On the way to industrialization, the health of the population has changed and that is why births are now more complex than before, which justifies the hospitalization of births in high-risk situations, which in Costa Rica is still less than 50 percent,” Castillo adds.
On the other hand, she draws an analogy with the UK social security system (NHS) where “there is a clear example of how midwives who are primary health workers are key to reducing maternal and infant mortality, without requiring hospitalization in healthy women with no risk factors for a successful birth”.
This is explained by the UK’s intensive programs of group antenatal classes involving information pamphlets and talks on nutrition and healthy lifestyles. In contrast, in both the United States and Costa Rica “the system failed and there is little investment in prenatal preparation and women’s health for a healthy birth, more towards medicalization and treatment. That’s why these things are changing,” she says.
CONTROVERSY
Although the Costa Rican Ministry of Health affirms that home birth “is a private activity”, it does not officially endorse it and its practice is not regulated, although it is in most European countries. This is especially so because the focus is on the registration of the baby, since in a home birth the parents are obliged to register the baby within one month in order to be able to be attended by social services. In spite of this, the number of home birth registrars has also increased recently.
Both the College of Physicians and the College of Nurses spoke out only once against home birth after an unusual event by an untrained practitioner.
On the other hand, the members say that the country lacks the development and road infrastructure to transport a mother as quickly as is required in an obstetric emergency, a situation that is central in Guanacaste because of the long distances between towns and health centers. The province has only two hospitals: in Liberia and Nicoya.
“In most cases, home births go well because the candidates are healthy and low risk, but if there is a complication we take precautions during pregnancy and begin to evaluate whether a Plan B is needed in conjunction with an obstetrician in the area,” says Castillo, who adds that in hospitals there is “an increasing” practice of applying artificial oxytocin to women without their consent to speed up their labor, leading many healthy births to become high-risk births.
When asked by this newspaper, the doctor does recommend direct hospital care in cases of multiple births involving twins or triplets, as “it is much riskier because they will be born at different times, so more staff and equipment are needed in case of an emergency”.
DOULAS
According to the American Pregnancy Association, doulas can help reduce caesarean section rates by 50% and the length of labor by 25%, in addition to supporting the mother to minimize the stress of the situation.
For Zarelly, doulas “are the gatekeepers of oxytocin”, as they seek to be vigilant and advocates for the woman in her gestation period. “In childbirth, not only is the baby born, but also another woman, since at this moment she enters a period of very important hormonal changes. There is a mourning process where they say goodbye to the gestation process and that is where doulas accompany them,” adds Zarelly.
While doulas are essential throughout the process, there are times when the parents and/or companions also participate and must fulfil the role that doulas cannot fill: that of being with the pregnant woman when she wants contact and support.
“In home birth, there is an invitation to be an active part of the doula’s accompaniment of the woman. And this invitation is both for the partner and the companion,” Zarelly explains. If there is a father figure, he is invited to support, to breathe, to be with her, to meet the needs of contact and support desired by the pregnant woman. “What is most needed in childbirth is someone who has the confidence to guide the woman,” she adds.
EXPERIENCES
For Andrea del Mar, mother and professional home birth photographer, giving birth at home is very different from giving birth in a hospital, because in a hospital the doctor is in charge, and at home it is the mother with her own rhythm. “For me it was very important to be able to listen to my body. It is a more comfortable environment, like being in a nest. And you can also choose the team that accompanies you,” she says.
“Another thing that seemed important to me is to leave the placenta connected to the baby for a longer period of time. I felt it was a bit drastic for an organ that was created for 9 months to nourish the baby,” she adds.
Chelsea Cardenas describes the first few months of her pregnancy as “nervous doctor’s appointments and horror stories about childbirth, all while being overwhelmed by the idea of being a mother.” Cardenas highlights the work of the doulas: “not only did they help me and my husband understand everything that was going on before and after the birth, but they also introduced us to the different birthing options and philosophies and empowered us to make the best decisions.”