Diciembre: un mes ideal para resaltar la gastronomía y las tradiciones ticas
POR SEBASTIAN MUZI
Llegamos a diciembre, un mes cargado de emociones fuertes donde la Navidad y el Año Nuevo conllevan diversas costumbres milenarias combinadas con elementos de la modernidad. Un mes donde las casas y las calles están adornadas con luces y objetos alusivos a la época, en la que también se respira un espíritu de paz y alegría muy distinto al del resto del año.
Durante estas fiestas, uno de los factores más palpables de la identidad cultural costarricense es su gastronomía, que tiene un alimento estrella: el tamal de maíz con cerdo, pollo y guiso, envuelto en hojas de plátano.
Aunque suele prepararse con más dedicación para la Nochebuena, también se repite el 31. Y no está solo, sino que lo acompañan decenas de platos típicos según el cantón o provincia: pata de cerdo al horno, ensaladas, asados y casados, valga la redundancia.
“No te olvides del gallo pinto” me dirían muchos ticos, ya que la nota no puede comenzar sin considerar este clásico plato de arroz con frijoles como una de las opciones que no pueden faltar en la mesa de cada familia.
EL TAMAL
La preparación de este característico plato se llama “tamaleada”, ya que se preparación es casi como una religión. Las cocinas de las casas y los restaurantes son verdaderos centros de reunión, risas y manos expertas para mezclar la más amplia variedad de sabores.
Los ticos prepararan al menos 390 millones de tamales durante el último mes del año, una cifra sideral, aun teniendo en cuenta que ‘apenas’ el 62% de los hogares posee la tradición de cocinarlos.
Su consumo data de la época precolombina y, según los escritos del misionero español Fray Bernardino de Sahagún, fueron los mexicas quienes los llevaron a otras partes del continente, aunque también hay registros de su ingesta en civilizaciones como los mayas, aztecas y los olmecas.
En Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua lo preparan con masa de maíz, manteca de cerdo, caldo y algún relleno que puede ser salado (carne, guiso) o dulce (frutos), todo envuelto en hojas. En Panamá también se hace con masa de maíz, carne de cerdo y caldo, pero se le agrega pasas. Incluso llegó hasta el norte de Argentina, Chile y Bolivia, cada uno con sus tradiciones y formas de preparación.
“El tamal se puede comer tanto en el desayuno como en el almuerzo o cena, ya que es una preparación apta para cualquier hora del día” dice Estefanía Ramírez, vecina de Cartago, quien con su familia prepara durante días las hojas de plátano con garbanzos, arroz y achote para darle color (foto).
OTROS PLATOS
“En mi familia hacemos cena con pavo, pierna de cerdo y lomo relleno, acompañado de arroz con almendras, puré de camote y ensalada de manzanas, piña, semillas y aderezo de yogurt, que se mezcla todo” señala Alejandra Pérez, vecina de Villarreal.
Por su parte, Gina Malavassi, comunicadora de la asociación Cepia y la fundación Salvemonos, dice que muchas veces la misma comida que se hornea en Navidad se deja para Año Nuevo, pero también agrega otros platos como arroz con natilla, papas salteadas con mantequilla y ajo o ensaladas de distinto tipo.
Esta variedad se hace aún más pronunciada en Tamarindo, el crisol de culturas donde prácticamente todos los continentes están presentes: desde la cultura asiática con el sushi hasta la comida árabe, italiana o la argentina, que ha hecho pie con numerosas parrillas por toda la región.
De hecho, muchos de sus residentes son de Estados Unidos, Canadá, Nicaragua o Argentina, quienes a pesar de degustar a diario la gastronomía tica, no olvidan sus costumbres y todos tienen sus platos y lugares favoritos en cualquier parte de la ciudad, un rasgo distintivo que resalta en el país.
TRADICIONES
El mundo de los postres y bebidas también es un caso aparte dentro de la cultura gastronómica de los países.
Aída Mora, vecina de Brasilito pero oriunda de la provincia de Limón, no olvida la tradición del “queque negro” de su pueblo, que tiene una influencia directa de los descendientes afrocaribeños de esta zona costarricense.
En tanto, Catalina Artisan, dueña del bakery que lleva su nombre en Tamarindo, agrega que también en estas fiestas se suele acompañar las mañanas o las tardes con los famosos macarons, bocaditos típicos de Francia que fueron adoptados en muchas regiones del planeta. Este postre es una mezcla de harina con almendra y merengue “crocantes por fuera y muy húmedos por dentro”, que tienen la particularidad de ser “personalizados con distintos personajes y colores”, señala la pastelera.
Cuando el reloj ya se acerca a la medianoche, las comidas y los postres van quedando atrás y dejan lugar a las copas para el brindis pertinente. Empiezan a asomar el champagne, la cerveza, el guaro o el rompope (hecho con huevos, leche y vainilla).
Y como si fuera una receta culinaria, a todo este menú se adiciona una pizca de creencia. Pueden ser comiendo las 12 uvas por cada mes del nuevo año, tirando arroz crudo dentro de la casa para que no falte la comida o ponerse ramitas de Santa Lucía para la buena suerte. ¡Pura Vida!