Las claves para una Costa Rica más limpia y feliz
La Fundación Costa Rica Makes Me Happy crea bolsas especiales para la basura y ayuda con la educación ambiental de 10.000 niños santacruceños.
POR SEBASTIAN MUZI
Costa Rica es un paraíso tropical y reconocido mundialmente por su amor a la naturaleza. Sin embargo, también es un país con muchas necesidades sociales y algunas falencias ambientales por la falta de educación y la desidia de arrojar los desperdicios en cualquier lugar.
Actualmente se generan 4.000 toneladas de residuos por día en todo el territorio costarricense. De estas, 3.000 se reciclan, exportan o disponen en un relleno sanitario, mientras que las 1.000 toneladas restantes culminan en el medio ambiente ocasionando problemas en los diferentes ecosistemas naturales.
Pese a ello, la creciente colaboración entre autoridades, organizaciones y empresas ha mejorado de manera notable las condiciones de salubridad de cada comunidad, ya que el trabajo conjunto resuelve situaciones que de otra forma estarían envueltas en una maraña burocrática.
Una de esas asociaciones la encontramos hoy en la alianza de Costa Rica Makes Me Happy (CRMMH) con la Municipalidad de Santa Cruz y escuelas de la zona. Entre todos llevan adelante un novedoso programa de separación de residuos, recolección de plásticos y educación ambiental que llega a miles de familias que aprenden a reciclar todos los productos que usan en sus casas.
“Ser el líder de un proyecto que ha generado un impacto importante en las comunidades es muy gratificante. Eso me ha permitido conocer a muchas personas y hablar con los niños en las escuelas. Ver sus caras de felicidad está generando un cambio en la conciencia de la población, que sin duda es un impulso para seguir trabajando por el planeta”, señala Royce Mitchell a The Tamarindo News, el creador de esta fundación y dueño de la empresa de salsa picante Ricante.
HISTORIA
Costa Rica Makes Me Happy nació luego de un viaje de Royce a la isla de Bali, en Indonesia, donde buscaba surfear en ese maravilloso destino. Sin embargo, las esperanzas de montar las olas quedaron desvanecidas por las lluvias que modificaron la marea y transformaron ese paraíso en un océano de plástico. “Casi parecía que estaba surfeando con más plástico que agua, y eso me resultó aterrador”, dice el empresario. Al regresar a tierra tica para reflexionar sobre lo vivido, se lo comentó a su esposa Debbie, quien acababa de completar una licenciatura en la Universidad Earth y ya le había estado contando sobre las prácticas de producción y comercialización sostenibles.
Esa situación traumática lo llevó a pensar en algo que pudiera cambiar su entorno y empezó por su exitosa compañía. “Si bien pensaba que estaba creando un producto extraordinario y un estilo de vida para la creciente familia, lo que realmente había estado produciendo todo el tiempo era basura, desde botellas de plástico hasta tapas y envases”, recuerda.
En ese entonces la pareja dijo basta. Comprometidos a compensar la huella de desperdicio dejada por salsa Ricante, la misión de Royce y Debbie estaba clara: recoger y procesar un kilo o más de basura por cada venta del producto.
BOLSAS
Una de las primeras medidas fue crear bolsas especiales para diferenciar la basura. Una idea innovadora teniendo en cuenta que una de las problemáticas de Costa Rica es que la recolección no llega a todos y sólo el 84% de las viviendas cuenta con el servicio de camión recolector. Esto deriva en que la disposición termine en la quema de residuos (10% de los hogares), el entierro o disposición en huecos (5%), o directamente tirarlos a los cuerpos de agua (1%).
Ante este panorama, Costa Rica Makes Me Happy se juntó en sociedad con CRDC Global y Pedregal para crear el programa ‘Bolsas que Construyen’, el cual establece una asociación con la Municipalidad para brindar capacitación y educación ambiental en los centros educativos del cantón.
El proyecto se desarrolla en 53 escuelas santacruceñas, donde los estudiantes llevan desde sus hogares los residuos valorizables y plásticos no reciclables en bolsas bien definidas con el logo de los colaboradores. En bolsas anaranjadas deben ir siempre los plásticos, y el resto de los residuos se colocan en bolsas transparentes.
Una vez hecho esto, CRMMH se encarga de realizar la recolección quincenal de las bolsas, las cuales son llevadas al Parque Tecnológico municipal, donde allí son separadas. Los residuos valorizables son dispuestos por parte de la ADI Cacao-Bernabela, mientras que los plásticos son enviados a la planta de transformación RESIN8, en Pedregal.
“A través del programa hemos aprendido mucho, hemos visto que el cambio en favor de nuestro planeta debe iniciar en los hogares. Trabajar con niños al mismo tiempo nos ha mostrado que son el motor que mueve a sus familias y el ejemplo para las personas mayores, y es ahí donde el programa cobra sentido y tiene éxito. Hemos visto las necesidades y la falta de responsabilidad ambiental que las generaciones anteriores han tenido, por lo tanto, se vuelve muy importante continuar con estas iniciativas a nivel de los más jóvenes”, aseguró Mitchell.
OTRAS INICIATIVAS
Si bien la tarea principal de Costa Rica Makes Me Happy es la recolección de plásticos y materiales reciclables de las escuelas, estos también se transforman en la planta de Pedregal en bloques de concreto, que sirven luego para edificar casas para familias vulnerables.
Este programa se llama ‘Green Homes’, y tiene como objetivo crear opciones de viviendas ecológicas para aquellos que de otra manera no tendrían acceso a ellas.
Como si estas iniciativas fueran pocas, se realizan además limpiezas mensuales en playas y carreteras en colaboración con la organización ecologista The Clean Wave, asegurando la protección de los ecosistemas costeros.
Sin embargo, todo este trabajo caería en saco roto si no se educara a los niños y adolescentes que serán protagonistas del futuro, ya que ellos tienen un gran poder de cambiar a sus familias. Esto permite la correcta separación de la basura y su posterior transformación.
“Me siento muy emocionado de saber que estamos haciendo cosas por el futuro, por el progreso y el avance de las comunidades involucradas. Mi vida cambió, mi conciencia cambió y ahora siento una responsabilidad por avanzar e impactar en más lugares que necesiten de este tipo de proyectos”, señaló el fundador de esta asociación.
Can we have a cleaner and happier Costa Rica? This is how
The Costa Rica Makes Me Happy Foundation creates special garbage bags and helps with the environmental education of 10,000 Costa Rican children.
BY SEBASTIAN MUZI
Costa Rica is a tropical paradise and world renowned for its love of nature. However, it is also a country with many social needs and some environmental shortcomings due to the lack of education and the carelessness of throwing waste anywhere.
Currently, 4,000 tons of waste are generated per day throughout Costa Rica. Of this, 3,000 tons are recycled, exported or disposed of in a sanitary landfill, while the remaining 1,000 tons end up in the environment causing problems in the different natural ecosystems.
Despite this, the growing collaboration between authorities, organizations and companies has significantly improved the sanitation conditions of each community, since working together resolves situations that would otherwise be involved in a bureaucratic tangle.
One such partnership today is the union of Costa Rica Makes Me Happy (CRMMH) with the Municipality of Santa Cruz and schools in the area. Together they are carrying out an innovative program of waste separation, plastic collection and environmental education that reaches thousands of families who learn to recycle all the products they use in their homes.
“Being the leader of a project that has generated an important impact in the communities is very gratifying. It has allowed me to meet many people and talk to the children in the schools. Seeing their happy faces is generating a change in the population’s conscience, which is undoubtedly an impulse to continue working for the planet”, says Royce Mitchell to The Tamarindo News, the creator of this foundation and owner of the Ricante hot sauce company.
HISTORY
Costa Rica Makes Me Happy was born after Royce’s trip to the island of Bali, Indonesia, where he was looking to surf in that wonderful destination. However, hopes of riding the waves were dashed by the rains that changed the tide and transformed that paradise into an ocean of plastic. “It almost felt like I was surfing with more plastic than water, and that was terrifying to me,” says the entrepreneur. When he returned to Costa Rica to reflect on his experience, he told his wife Debbie, who had just completed a degree at Earth University and had already been telling him about sustainable production and marketing practices.
That traumatic situation led him to think of something that could change his environment, and he started with his successful company. “While I thought I was creating an extraordinary product and lifestyle for the growing family, what I had really been producing all along was trash, from plastic bottles to caps to packaging,” he recalls.
That’s when the couple said enough was enough. Committed to offsetting the waste footprint left by Salsa Ricante, Royce and Debbie’s mission was clear: to collect and process one kilo or more of trash for every sale of the product.
BAGS
One of the first steps was to create special bags to differentiate the garbage. One of the problems in Costa Rica is that garbage collection does not reach everyone and only 84% of homes have a garbage truck. This results in the disposal of waste by burning (10% of households), burial or disposal in holes (5%), or direct disposal in bodies of water (1%).
Faced with this situation, Costa Rica Makes Me Happy joined forces with CRDC Global and Pedregal to create the ‘Bags that Build’ program, which establishes a partnership with the Municipality to provide training and environmental education in the canton’s educational centers.
The project is being developed in 53 schools in Santa Cruz, where students bring from their homes the recoverable and non-recyclable plastic waste in well-defined bags with the logo of the collaborators. Plastics must always be placed in orange bags, and the rest of the waste is placed in transparent bags.
Once this is done, CRMMH is in charge of the biweekly collection of the bags, which are taken to the municipal Technology Park, where they are separated. The recoverable waste is disposed of by ADI Cacao-Bernabela, while the plastics are sent to the RESIN8 processing plant in Pedregal.
“Through the program we have learned a lot, we have seen that change in favor of our planet must start at home. Working with children at the same time has shown us that they are the engine that moves their families and the example for older people, and that is where the program makes sense and succeeds. We have seen the needs and the lack of environmental responsibility that previous generations have had, so it becomes very important to continue with these initiatives at the younger level,” said Mitchell.
OTHER INITIATIVES
Although the main task of Costa Rica Makes Me Happy is the collection of plastics and recyclable materials from schools, these are also transformed at the Pedregal plant into concrete blocks, which are then used to build houses for vulnerable families.
This program is called ‘Green Homes’, and aims to create green housing options for those who otherwise would not have access to them.
As if these initiatives were not enough, monthly beach and road clean-ups are also carried out in collaboration with the environmental organization The Clean Wave, ensuring the protection of coastal ecosystems.
However, all this work would fall on deaf ears if children and adolescents, who will be the protagonists of the future, were not educated, since they have a great power to change their families. This allows for the correct separation of garbage and its subsequent transformation.
“I feel very excited to know that we are doing things for the future, for the progress and advancement of the communities involved. My life changed, my conscience changed and now I feel a responsibility to move forward and impact more places that need this type of project,” said the founder of this association.